Un caso de obsesión espiritual: El Espíritu y el jurado

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El siguiente artículo fue publicado en Revista Espírita de noviembre de 1858y trata un caso de obsesión espiritual, donde un niño fue obsesionado por un Espíritu –por su propia culpa– hasta el punto de verse llevado a matar a una dama:

“Uno de nuestros corresponsales, hombre de gran conocimiento y poseedor de títulos científicos oficiales, lo que no le impide cometer la debilidad de creer que tenemos alma y que esta alma sobrevive al cuerpo, que después de la muerte queda vagando en el espacio y todavía puede comunicarse con los vivos, tanto más cuanto que él mismo es un buen médium y mantiene conversaciones con seres de más allá de la tumba, nos envía la siguiente carta:

"Señor,

“Quizás haya pensado que sería prudente incluir el siguiente dato en su interesante revista:

“Fui jurado hace algún tiempo. El tribunal debía juzgar a un joven, apenas superado la adolescencia, acusado de haber asesinado a una anciana en circunstancias horribles. Los acusados confesaron y contaron los detalles del crimen con una impasibilidad y un cinismo que hizo temblar a la asamblea.

“Sin embargo, es fácil predecir, por su edad, su absoluta falta de educación y dado el estímulo que recibió de su familia, que se presentarían circunstancias atenuantes a su favor, sobre todo porque movido por la ira, actuando en contra de una provocación por insultos. .

“Quería consultar a la víctima sobre el grado de su culpabilidad. La llamé, durante una sesión, mediante una evocación mental. Ella me hizo saber que estaba presente y puse mi mano a su orden. Aquí está la conversación que tuvimos, yo, mentalmente, ella por escrito:

“─ ¿Qué opinas de tu asesino?

“─ No seré yo quien lo acuse.

“─ ¿Por qué?

“─ Porque fue llevado al crimen por un hombre que me cortejó hace cincuenta años y que, al no haber conseguido nada de mí, juró vengarse. Después de su muerte mantuvo el deseo de venganza y aprovechó las disposiciones del acusado para inspirarle el deseo de matarme.

“─ ¿Cómo sabes eso?

“─ Porque él mismo me lo dijo, cuando llegué a este mundo que hoy habito.

“─ Entiendo tu reserva ante los estímulos que tu asesino no repelió como debía y pudo haberlo hecho. Pero ¿no cree usted que la inspiración criminal, a la que obedeció voluntariamente, no habría tenido el mismo poder sobre él si no hubiera alimentado o abrigado, durante mucho tiempo, sentimientos de envidia, odio y venganza contra usted y su familia? ?familia?

“─ Definitivamente. Sin él, habría podido resistir mejor. Por eso digo que quien quiso venganza se aprovechó de las disposiciones de aquel joven. Entiendes que no se habría dirigido a alguien que estuviera dispuesto a resistir.

“─ ¿Disfruta tu venganza?

“─ No, porque ves que te va a costar caro. Además, en lugar de hacerme daño, me brindó un servicio, permitiéndome entrar antes al mundo de los Espíritus, donde soy más feliz. Fue, por tanto, una mala acción que no le benefició.
“El jurado admitió circunstancias atenuantes, por las razones antes señaladas, y se descartó la pena de muerte.

“A propósito de lo que acabo de decir, hay que hacer una observación moral de gran importancia. Es necesario concluir, en efecto, que el hombre debe vigilar sus más mínimos pensamientos malévolos e incluso sus malos sentimientos, por fugaces que parezcan, ya que pueden atraer hacia él los Espíritus malignos y corruptos, y exponerlo, débil y desarmado. a sus inspiraciones culpables. Es una puerta que abre al mal, sin comprender el peligro. Fue, por tanto, con un profundo conocimiento del hombre y del mundo espiritual que Jesucristo dijo: 'Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón'. (Mateo 5:28).

“Tengo el honor, etc. SIMÓN M…”

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