magnetismo hacia la academia<\/a>\u201c, del cual destacamos las siguientes partes:<\/p>\n\n\n\n\u201cEl Sr. Azam, profesor suplente de cirug\u00eda cl\u00ednica en la Escuela de Medicina de Burdeos, despu\u00e9s de haber repetido con \u00e9xito los experimentos del Dr. Braid, intercambi\u00f3 ideas con el Dr. Paul Broca, quien imaginaba que las personas hipnotizadas tal vez eran insensibles al dolor de las operaciones quir\u00fargicas. La carta que acaba de dirigir a la Academia de Ciencias es un resumen de sus experiencias al respecto.<\/p>\n\n\n\n
\u201cEn primer lugar, tuvo que asegurarse de la realidad del hipnotismo, lo que logr\u00f3 sin dificultad.<\/p>\n\n\n\n
\u201cAl visitar a una se\u00f1ora de unos cuarenta a\u00f1os, algo hist\u00e9rica y que estaba postrada en cama debido a una leve indisposici\u00f3n, el Dr. Broca fingi\u00f3 que quer\u00eda examinar los ojos de la paciente y le pidi\u00f3 que mirara fijamente un peque\u00f1o frasco de oro que sosten\u00eda a su alrededor. quince cent\u00edmetros de distancia de la ra\u00edz de la nariz. Despu\u00e9s de tres minutos sus ojos se pusieron un poco rojos, sus rasgos estaban quietos, sus respuestas eran lentas y dif\u00edciles, pero perfectamente racionales. El Dr. Broca levant\u00f3 el brazo del paciente y \u00e9ste qued\u00f3 en posici\u00f3n izquierda; posicion\u00f3 sus dedos en las situaciones m\u00e1s extremas y los mantuvo; Pellizc\u00f3 la piel en varios lugares, con cierta fuerza, y, al parecer, el paciente no sinti\u00f3 nada. \u00a1Catalepsia, insensibilidad! El Dr. Broca no continu\u00f3 con el experimento, pues ya le hab\u00eda ense\u00f1ado lo que quer\u00eda saber. Un masaje en los ojos y un soplo de aire fr\u00edo en la frente devolvieron al paciente a la normalidad. Ella no recordaba lo que hab\u00eda sucedido.<\/p>\n\n\n\n
\u201cQuedaba por ver si la insensibilidad hipn\u00f3tica resistir\u00eda la prueba de las operaciones quir\u00fargicas.<\/p>\n\n\n\n
\u201cEntre los pacientes del Hospital Necker, al servicio del Dr. Follin, se encontraba una pobre se\u00f1ora de 24 a\u00f1os, v\u00edctima de una extensa quemadura en la espalda y ambos miembros derechos y de un absceso extremadamente doloroso. Los movimientos m\u00e1s peque\u00f1os eran para \u00e9l un suplicio. Agotada por el sufrimiento y, adem\u00e1s, muy pusil\u00e1nime, esta infortunada mujer pens\u00f3 con terror en la operaci\u00f3n que era necesaria. Fue all\u00ed donde, seg\u00fan el Dr. Follin, el Dr. Broca decidi\u00f3 completar la prueba de hipnotismo.<\/p>\n\n\n\n
\u201cLa pusieron en una cama frente a la ventana, impidi\u00e9ndole conciliar el sue\u00f1o. Al cabo de dos minutos sus pupilas se dilataron. Le levantaron el brazo izquierdo casi verticalmente por encima de la cama y permaneci\u00f3 inm\u00f3vil. En el cuarto minuto sus respuestas son lentas y casi dolorosas, pero perfectamente sensatas. Quinto minuto: el Dr. Follin le pellizca la piel del brazo izquierdo y la paciente no lo acusa; Nueva mordida, m\u00e1s profunda, que produce sangre, y la misma impasibilidad. Levantan el brazo derecho, que queda en el aire. Luego se levantan las cubiertas y se alejan las extremidades inferiores, para revelar el asiento del absceso. La paciente consiente y tranquilamente dice que, sin duda, la har\u00e1n da\u00f1o. Una vez abierto el absceso, deja escapar un d\u00e9bil grito. Fue el \u00fanico signo de reacci\u00f3n y dur\u00f3 menos de un segundo. Ni el m\u00e1s m\u00ednimo temblor de los m\u00fasculos de la cara o de las extremidades, ni un movimiento de los brazos, siempre elevados verticalmente sobre la cama. Los ojos ligeramente inyectados en sangre estaban muy abiertos y el rostro ten\u00eda la inmovilidad de una m\u00e1scara...<\/p>\n\n\n\n
\u201cLevantado, el pie izquierdo queda suspendido. Le quitan el objeto brillante, un catalejo, y la catalepsia persiste. Por tercera vez le pican el brazo izquierdo, la sangre borbotea y la operada no siente nada. Durante 13 minutos, el brazo ha mantenido la posici\u00f3n que le fue dada.<\/p>\n\n\n\n
\u201cFinalmente, un masaje en los ojos y una bocanada de aire fresco despiertan a la joven casi de repente. Relajados, los brazos y la pierna izquierda caen inmediatamente sobre la cama. Se frota los ojos, recupera el conocimiento, no recuerda nada y se sorprende de que la hayan operado. La experiencia hab\u00eda durado entre 18 y 20 minutos. El per\u00edodo de anestesia, de 12 a 15.<\/p>\n\n\n\n
\u201cEstos son, en resumen, los hechos esenciales informados por el Dr. Broca a la Academia de Ciencias. Ya no est\u00e1n aislados. Un gran n\u00famero de cirujanos de nuestros hospitales han tenido el honor de repetirlos y lo han hecho con \u00e9xito. El objetivo del Dr. Broca y sus ilustres colegas era, y deb\u00eda ser, quir\u00fargico. Esperemos que, como medio para provocar la insensibilidad, el hipnotismo tenga todas las ventajas de los agentes anest\u00e9sicos, sin tener sus inconvenientes. Pero la Medicina no es nuestro dominio y, para no desviarnos de sus responsabilidades, nuestra Revista s\u00f3lo debe considerar el hecho desde un punto de vista fisiol\u00f3gico.<\/p>\n\n\n\n
KARDEC, Allan. Revista Esp\u00edrita de enero de 1861.<\/p>\n
\n\t\t\t
\n\t\t\t <\/div><\/div>\n\t\t