{"id":6258,"date":"2022-05-19T11:37:02","date_gmt":"2022-05-19T14:37:02","guid":{"rendered":"https:\/\/www.geolegadodeallankardec.com.br\/?p=6258"},"modified":"2024-03-21T13:00:14","modified_gmt":"2024-03-21T16:00:14","slug":"paul-janet-allan-kardec","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.geolegadodeallankardec.com.br\/es\/articulos-2\/estudio-profundo-del-espiritualismo-2\/castigo-y-recompensa-necesitas-estudiar-a-paul-janet-para-comprender-allan-kardec-2\/","title":{"rendered":"Castigo y recompensa: hay que estudiar a Paul Janet para entender a Allan Kardec"},"content":{"rendered":"
Paul-Alexandre-Ren\u00e9 Janet<\/p>\n\n\n\n
Naci\u00f3 el 30 de abril de 1823 en Par\u00eds y muri\u00f3 el 4 de octubre de 1899 en la misma ciudad.<\/p>\n\n\n\n
Estudiante en la \u00c9cole normale sup\u00e9rieure en 1841, agregado en filosof\u00eda en 1844 (primero) y doctor en letras en 1848, se convirti\u00f3 en profesor de filosof\u00eda moral en Bourges (1845-1848), en Estrasburgo (1848-1857), luego en l\u00f3gica en el Lyc\u00e9e Louis-le-Grand de Par\u00eds (1857 \u2013 1864). Desde 1862 fue profesor adjunto de filosof\u00eda en la Sorbona, luego en 1864 ocup\u00f3 la c\u00e1tedra de historia de la filosof\u00eda en esa universidad hasta 1898. Fue elegido miembro de la Academia de Ciencias Morales y Pol\u00edticas en 1864 y tambi\u00e9n fue miembro del Consejo Superior de Instrucci\u00f3n P\u00fablica en 1880.<\/p>\n\n\n\n
Su obra se centra principalmente en la filosof\u00eda, la pol\u00edtica y la \u00e9tica, en la l\u00ednea del eclecticismo de Victor Cousin y, a trav\u00e9s de \u00e9l, de Hegel.<\/p>\n\n\n\n
https:\/\/pt.frwiki.wiki\/wiki\/Paul_Janet_%28philosophe%29<\/em><\/a><\/p>\n<\/div><\/div>\n\n\n\n Janet fue contempor\u00e1nea de Allan Kardec. Sus obras demuestran, con excelencia, el contexto filos\u00f3fico en el que se insert\u00f3 el codificador, haciendo uso de sus conceptos.<\/p>\n\n\n\n Muchos, al leer a Kardec, suponen que \u00e9l, por las palabras que utiliz\u00f3 en sus obras, s\u00f3lo estaba reproduciendo ideas y conceptos provenientes de la Iglesia Cat\u00f3lica. Nada m\u00e1s lejos de la realidad, como veremos a continuaci\u00f3n, porque Kardec estaba, de hecho, utilizando los conceptos ampliamente<\/em> difundida y comprendida en medio de la sociedad culta francesa, que, dicho sea de paso, era la clase que m\u00e1s se interesaba por el estudio del Espiritismo.<\/p>\n\n\n\n Paulo Henrique de Figueiredo explica:<\/p>\n\n\n\n Durante el siglo XIX, lo que llamamos ciencias humanas se establecieron a partir de un presupuesto espiritista para su constituci\u00f3n. Mientras tanto, en las ciencias naturales, como la F\u00edsica y la Qu\u00edmica, predomin\u00f3 el materialismo. Esta condici\u00f3n es muy diferente a la que estamos acostumbrados hoy, cuando la universidad se gu\u00eda casi por completo por el pensamiento materialista.<\/p>\n\n\n\n Esta corriente de pensamiento se conoce como Espiritualismo racional<\/a>. Porque era completamente independiente de las religiones formales y sus dogmas. La base fundamental fue la psicolog\u00eda, ciencia del alma, que ten\u00eda como directriz: \u201cEl ser humano es un alma encarnada\u201d.<\/p>\n\n\n\n Como se explica extensamente en el libro Autonom\u00eda, la historia no contada del Espiritismo<\/em><\/a>, Allan Kardec hizo de la psicolog\u00eda la base conceptual para el desarrollo de la Doctrina Esp\u00edrita. Su peri\u00f3dico mensual era el Revista Esp\u00edrita, revista de estudios psicol\u00f3gicos<\/em>.<\/p>\n\n\n\n El Espiritualismo Racional se ense\u00f1aba, desde 1830, en la Universidad de Par\u00eds, tambi\u00e9n en la Ecole Normale, donde se formaban profesores, y tambi\u00e9n en los Liceos, en la educaci\u00f3n de los j\u00f3venes. Para estos hab\u00eda manuales, como el de Paul Janet. Este manual ha sido traducido a varios idiomas y adoptado en muchos pa\u00edses, incluido Brasil.<\/p>\n\n\n\n Este manual es de fundamental importancia para comprender la base conceptual de los estudios de Kardec, especialmente en lo que se refiere a la moral esp\u00edrita.<\/p>\nFIGUEIREDO, Paulo Henrique de. Tratado de Filosof\u00eda de Paul Janet. Portal do Esp\u00edrito, 22 de julio de 2019. Disponible en . Consultado el 19 de mayo de 2022.<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n Vali\u00e9ndose, dec\u00edamos, de los conceptos del Espiritismo Racional, que fue ense\u00f1ado en la Universidad de Par\u00eds y en la Escola Normal Superior de Par\u00eds, Kardec desarrolla los m\u00e1s diversos conceptos filos\u00f3ficos de la Doctrina Esp\u00edrita, a la luz de las ense\u00f1anzas consensuadas de los Esp\u00edritus. . As\u00ed, se dar\u00e1 un desarrollo profundo a las ideas de moral tratadas por estos estudiosos, acerc\u00e1ndose a los conceptos de dolor y placer, bueno y malo<\/em>, deber<\/em>, caridad desinteresada<\/em>, libertad, m\u00e9rito, castigo y recompensa.<\/em> Demostremos, a modo de ilustraci\u00f3n, la construcci\u00f3n de estos dos \u00faltimos conceptos:<\/p>\n\n\n\n en tu trabajo Peque\u00f1os elementos de la moral<\/em>, disponible para descargar, en PDF, en este enlace<\/a>, Janet construye los diversos conceptos filos\u00f3ficos que sustentar\u00e1n los de la premio<\/em> y da castigo<\/em>. Lo expresa as\u00ed: \u201cel placer, considerado como consecuencia debida a la realizaci\u00f3n del bien, se llama recompensa, y el dolor, considerado como consecuencia leg\u00edtima del mal, se llama castigo\u201d. <\/p>\n\n\n\n El placer, para \u00e9l, es la b\u00fasqueda de experimentar lo que la vida permite, y as\u00ed habr\u00eda placeres buenos y placeres malos, variando, en este intervalo, seg\u00fan la certeza, la pureza, la intensidad, la duraci\u00f3n, etc. As\u00ed, el placer fugitivo de la embriaguez ser\u00eda un mal placer, mientras que el placer duradero de la salud ser\u00eda un placer bueno:<\/p>\n\n\n\n Hay placeres que son muy vivos, pero fugaces y fugaces, como los placeres de las pasiones.1<\/a><\/sup>. Hay otros que son duraderos y continuos, como la salud, la seguridad, la comodidad, la consideraci\u00f3n. \u00bfSe sacrificar\u00e1n estos placeres que duran toda la vida por los que duran solo una hora?<\/p>\nJanet, 18702<\/a><\/sup><\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n Por tanto, moralmente, el ser humano debe buscar siempre la buenos placeres<\/em>, que no produzcan arrepentimientos, pas\u00e1ndolos al malos placeres<\/em>, que generan arrepentimientos y complicaciones:<\/p>\n\n\n\n La experiencia nos ense\u00f1a que los placeres no deben buscarse sin discernimiento y sin distinci\u00f3n, que es necesario usar la raz\u00f3n para compararlos entre s\u00ed, sacrificar el presente incierto y fugaz por un futuro duradero, preferir los placeres simples y pac\u00edficos, no seguidos de los pesares, a los tumultuosos y peligrosos placeres de las pasiones, etc., en una palabra, a sacrificar lo placentero a lo \u00fatil.<\/p>\nib\u00eddem.<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n Es claro, por tanto, que el concepto de premio<\/em>, utilizado en este contexto, est\u00e1 vinculado a la comprensi\u00f3n de la alegr\u00eda de haber realizado una acci\u00f3n vinculada al bien, mientras que la castigo<\/em> es el dolor generado como consecuencia leg\u00edtima<\/strong> del mal. No se atribuye, por tanto, a una imposici\u00f3n mec\u00e1nica de una supuesta \u201cley de retorno\u201d o \u201cley de reparaci\u00f3n\u201d, por parte de Dios o del \u201cUniverso\u201d, por la mala acci\u00f3n, como muchos insisten en proclamar, ni tampoco se otorgan premios. para una buena acci\u00f3n acci\u00f3n. todo es una consecuencia moral<\/em>, del individuo para s\u00ed mismo, lo que necesariamente depende del conocimiento de la Ley:<\/p>\n\n\n\n En la moral, como en la legislaci\u00f3n, nadie se aprovecha de la ignorancia de la ley. Hay, pues, en todo hombre un cierto conocimiento de la ley, es decir, un discernimiento natural del bien y del mal: este discernimiento es lo que se llama conciencia o, a veces, sentido moral.<\/p>\nib\u00eddem.<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n Sin embargo, para que el individuo act\u00fae moralmente, debe tener libre albedr\u00edo:<\/p>\n\n\n\n No basta que el hombre conozca y distinga entre el bien y el mal, y experimente diferentes sentimientos por uno y por otro. Tambi\u00e9n es necesario, para ser agente moral, que el hombre pueda elegir entre uno y otro.3<\/a><\/sup>; no se le puede ordenar lo que no podr\u00eda hacer, ni prohibirle lo que se ver\u00eda obligado a hacer. Ese poder de elegir es la libertad, o el libre albedr\u00edo.<\/p>\nib\u00eddem.<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n Pero es importante recordar que el hombre, como alma encarnada, es un concepto b\u00e1sico del Espiritualismo Racional, tal como lo define Janet, en la misma obra:<\/p>\n\n\n\n Toda ley presupone un legislador. La ley moral presupondr\u00e1, pues, un legislador moral: as\u00ed es como la moral nos eleva a Dios. Toda sanci\u00f3n humana o terrenal, demostrada por la observaci\u00f3n como insuficiente, la ley moral necesita una sanci\u00f3n religiosa. As\u00ed es como la moral nos lleva a la inmortalidad del alma.<\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n De todo esto nace la comprensi\u00f3n del vicio y la virtud:<\/p>\n\n\n\n Las acciones humanas, dec\u00edamos, a veces son buenas ya veces malas. Estas dos calificaciones tienen grados, por la importancia o dificultad de la acci\u00f3n. As\u00ed una acci\u00f3n es conveniente, estimable, bella, admirable, sublime, etc., en cambio, la mala acci\u00f3n es a veces una simple falta, a veces un crimen. Es reprobable, vil, odioso, execrable, etc.<\/p>\n\n\n\n Si, en un agente, el h\u00e1bito de las buenas obras se considera como una tendencia constante a conformarse a la ley del deber, ese h\u00e1bito o tendencia constante se llama virtud, y la tendencia contraria se llama vicio.<\/p>\nib\u00eddem.<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n El mal, sin embargo, es un juicio de uno mismo (nadie puede da\u00f1ar a otro4<\/a><\/sup>), que depende de la conciencia de lo que se hace:<\/p>\n\n\n\n El juicio que se hace de ti mismo<\/strong> difiere seg\u00fan el principio de la acci\u00f3n que se admite. El que perdi\u00f3 en el juego puede afligirse consigo mismo y su imprudencia.5<\/a><\/sup>; pero el que es consciente de haber hecho trampa en el juego (aunque haya ganado por ese medio) debe despreciarse a s\u00ed mismo cuando se juzga a s\u00ed mismo desde el punto de vista de la ley moral.6<\/a><\/sup>.<\/p>\nib\u00eddem.<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n Y luego, un poco m\u00e1s adelante, siempre en la misma obra, Janet desarrolla la comprensi\u00f3n de la satisfacci\u00f3n moral y el arrepentimiento:<\/p>\n\n\n\n Con respecto a nuestras propias acciones, los sentimientos cambian dependiendo de si la acci\u00f3n est\u00e1 por hacer o ya est\u00e1 hecha. En el primer caso, sentimos, por un lado, cierta atracci\u00f3n por el bien (cuando la pasi\u00f3n no es lo suficientemente fuerte como para sofocarlo), por otro, una repugnancia o aversi\u00f3n al mal (m\u00e1s o menos atenuada seg\u00fan las circunstancias). por el h\u00e1bito o la violencia del deseo). A estos dos sentimientos no se les suele dar nombres particulares.<\/p>\n\n\n\n Cuando, por el contrario, la acci\u00f3n ha sido realizada, el placer que resulta de ella, si obramos bien, se llama satisfacci\u00f3n moral, y si obramos mal, remordimiento o arrepentimiento.<\/strong>.<\/p>\n\n\n\n El remordimiento es el dolor ardiente y, como la palabra lo indica, la herida que tortura el coraz\u00f3n despu\u00e9s de una acci\u00f3n reprobable. Este sufrimiento se encuentra en aquellos mismos que no se arrepienten de haber hecho mal y lo volver\u00edan a hacer.<\/strong>. No tiene, por tanto, car\u00e1cter moral, y debe ser considerado como una especie de castigo infligido al crimen por su propia naturaleza. \u201cLa malicia, dijo Montaigne, se envenena a s\u00ed misma con su propio veneno. La adicci\u00f3n deja como una \u00falcera en la carne, un pesar en el alma, que siempre se est\u00e1 rascando y sangrando\u201d.<\/p>\n\n\n\n El arrepentimiento es tambi\u00e9n, como el remordimiento, un sufrimiento que nace del mal; pero se le suma el pesar de haberla realizado, y el deseo (o la firme resoluci\u00f3n) de no realizarla m\u00e1s.<\/strong>.<\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n Para Janet, entonces, el remordimiento no ser\u00eda todav\u00eda el sufrimiento que genera el arrepentimiento, sino s\u00f3lo una cierta tortura por realizar la acci\u00f3n reprochable. En otras palabras, uno no sufre porque se haya hecho el mal, sino s\u00f3lo porque lo que se ha hecho es reprobable. Y luego, Kardec, en el Cielo y el Infierno7<\/a><\/sup>, hablando sobre castigo<\/em>, que tiene, para Janet, el mismo significado que castigo<\/em>8<\/a><\/sup>, expresada de la siguiente manera:<\/p>\n\n\n\n La duraci\u00f3n del castigo est\u00e1 sujeta a la mejora del esp\u00edritu culpable. No se pronuncia contra \u00e9l ninguna condenaci\u00f3n por tiempo determinado. Lo que Dios requiere para poner fin al sufrimiento es la arrepentimiento<\/strong>, expiaci\u00f3n y reparaci\u00f3n, en una palabra: una mejora seria y eficaz, as\u00ed como un retorno sincero al bien.<\/p>\nKARDEC, Allan. El cielo y el infierno. Traducci\u00f3n de Emanuel G. Dutra, Paulo Henrique de Figueiredo y Lucas Sampaio. 2021.<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n En otras palabras: Dios no pronuncia penas ni castigos contra el individuo. Es \u00e9l mismo quien se castiga a s\u00ed mismo, mediante consecuencias leg\u00edtimas<\/strong> del mal hecho. Entonces, para terminar con este sufrimiento, necesitas arrepentirte, en primer lugar, es decir, identificar que has hecho algo reprobable (remordimiento) y agregarle el arrepentimiento de haberlo hecho (arrepentimiento, que es moral), tambi\u00e9n como el deseo de no hacerlo m\u00e1s. Para llegar a esta comprensi\u00f3n es necesario que el Esp\u00edritu avance en inteligencia y, para reparar el da\u00f1o hecho (que ya est\u00e1 claro que ha hecho contra s\u00ed mismo, y no contra los dem\u00e1s, de donde se sigue que debe reparar en si<\/em> el origen de este mal), el Espiritismo demuestra, sin posibilidad de error, la existencia de la ley de la reencarnaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Todo ello, en definitiva, para comprender los conceptos de castigo y recompensa. He aqu\u00ed, en concordancia con todo lo anterior, dice Kardec, en un extracto anterior al mencionado:<\/p>\n\n\n\n La pena es siempre la consecuencia natural de la falta cometida. El esp\u00edritu sufre por el mal que ha hecho, de modo que, como su atenci\u00f3n est\u00e1 incesantemente enfocada en las consecuencias de este mal, comprende mejor sus inconvenientes y se motiva a corregirse.<\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n Y por eso, por todo esto, Kardec inicia el cap\u00edtulo IV de esta obra \u2013 El infierno<\/em>:<\/p>\n\n\n\n El hombre siempre ha cre\u00eddo intuitivamente que la vida futura deber\u00eda ser m\u00e1s o menos feliz en la proporci\u00f3n del bien y del mal que se practica en este mundo. Pero la idea que tiene de esta vida futura es proporcional al desarrollo de su sentido moral ya la noci\u00f3n m\u00e1s o menos justa que tenga del bien y del mal. Las penas y premios son un reflejo de los instintos que predominan en \u00e9l.<\/strong>.<\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n Pero vale la pena recordar que, utilizando estos conceptos filos\u00f3ficos de su tiempo, Kardec, al mismo tiempo, los desarroll\u00f3 para las consecuencias morales de la ciencia del esp\u00edritu.<\/p>\n\n\n\n Vale la pena, antes de cerrar, recordar que Allan Kardec us\u00f3 varias veces la palabra espiritualismo<\/em> en tu trabajo. Es al Espiritualismo Racional al que se refiere:<\/p>\n\n\n\n Quien cree que hay algo m\u00e1s en s\u00ed mismo que la materia es un espiritista. Sin embargo, de esto no se sigue que \u00e9l crea en la existencia de esp\u00edritus o en sus comunicaciones con el mundo visible. en lugar de las palabras espiritual<\/em>, espiritualismo<\/em>, usamos, para indicar la creencia a la que nos referimos, los t\u00e9rminos espiritista<\/em> y espiritismo<\/em>, cuya forma recuerda el origen y el significado radical y que, por eso mismo, tienen la ventaja de ser perfectamente inteligibles, dejando la palabra espiritualismo<\/em> su propio significado. Diremos, pues, que la doctrina espiritista<\/em> o el espiritismo<\/em> su principio son las relaciones del mundo material con los Esp\u00edritus o seres del mundo invisible. Los adeptos del Espiritismo ser\u00e1n los esp\u00edritas, o si se quiere, los esp\u00edritas.<\/p>\n\n\n\n Como especialidad, la libro de los espiritus<\/em> contiene la doctrina espiritista<\/em>; en general, se vincula con la doctrina espiritista<\/em>, una de cuyas fases presenta. Esta es la raz\u00f3n por la que tiene las palabras en el encabezado de su t\u00edtulo: filosof\u00eda espiritual<\/em>.<\/p>\nKARDEC, Allan. El Libro de los Esp\u00edritus. 1857<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n As\u00ed lo prueba, finalmente, el siguiente extracto de la Revista Esp\u00edrita de 1868:<\/p>\n\n\n\n El trabajo del Sr. Chassang es la aplicaci\u00f3n de estas ideas al arte en general y al arte griego en particular. Nos complace reproducir lo que dice al respecto el autor de la revista Patrie, porque es una prueba m\u00e1s de la en\u00e9rgica reacci\u00f3n que se produce a favor de las ideas espiritistas y que, como dec\u00edamos, toda defensa del espiritualismo racional abre el camino al Espiritismo, que es su desarrollo<\/strong>, luchando contra sus adversarios m\u00e1s tenaces: el materialismo y el fanatismo.<\/p>\nKARDEC, Allan. Revista Esp\u00edrita, noviembre de 1868<\/cite><\/blockquote>\n\n\n\n Aqu\u00ed se presenta claramente la prueba de que no podemos conocer y comprender la filosof\u00eda de Kardec sin comprender la filosof\u00eda y la moral de su tiempo, insertada plenamente en el contexto del Espiritualismo Racional franc\u00e9s, as\u00ed como no podemos comprender plenamente la ciencia esp\u00edrita sin comprender las ciencias del Magnetismo [por Mesmer] y Psicolog\u00eda (esta \u00faltima tambi\u00e9n incluida en el ER, bajo la divisi\u00f3n de ciencias morales).<\/p>\n\n\n\n Se evidenci\u00f3 claramente que Kardec no<\/strong> utiliz\u00f3 conceptos religiosos dogm\u00e1ticos, pero s\u00f3lo palabras que, encontradas en estos conceptos, fueron resignificadas primero bajo la filosof\u00eda de la \u00e9poca y, m\u00e1s tarde, bajo la filosof\u00eda esp\u00edrita.<\/p>\n\n\n\n Por lo tanto, es muy necesario estudiar y difundir este conocimiento. Una vez m\u00e1s, invitamos al lector a estudiar y difundir, en todos los medios esp\u00edritas posibles, la obra a que se refiere este art\u00edculo<\/a>, as\u00ed como el presente texto, que es fruto de un esfuerzo tambi\u00e9n en esta direcci\u00f3n.<\/p>\n\n
La recompensa y el castigo<\/h2>\n\n\n\n
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O espiritualismo<\/em> en Kardec<\/h2>\n\n\n\n
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Conclusi\u00f3n<\/h2>\n\n\n\n