<\/figure><\/div>\n\n\n\nLo que llama la atenci\u00f3n del Sr. Inicio, a pesar de su mediumnidad, es que su facultad est\u00e1 excepcionalmente desarrollada. Bajo la influencia del Sr. En casa se pueden escuchar los ruidos m\u00e1s fuertes y se pueden dar vuelta todos los muebles de una habitaci\u00f3n y apilarlos unos encima de otros. Adem\u00e1s, \u00e9l mismo gravita sin ser consciente del hecho.<\/p>\n\n\n\n
Otro don notable de todas sus manifestaciones es el de las apariciones, raz\u00f3n por la cual Kardec se empe\u00f1aba en comentarlas, en vista de las graves consecuencias que de ellas se derivan y de la luz que arrojan sobre otros muchos hechos. Lo mismo ocurre con los sonidos que se producen en el aire; instrumentos musicales que tocan solos, etc.<\/p>\n\n\n\n
Kardec termina el art\u00edculo diciendo que la religi\u00f3n nos ense\u00f1a la existencia del alma y su inmortalidad; El Espiritismo nos da su prueba viva y palpable, ya no por el razonamiento, sino por los hechos y que la Doctrina Esp\u00edrita nos muestra la felicidad en la pr\u00e1ctica de las virtudes evang\u00e9licas; recuerda al hombre sus deberes para con Dios, con la sociedad y consigo mismo. <\/p>\n\n\n\n
En una nueva embestida, Kardec concluye que:<\/p>\n\n\n\n
<\/p>\n\n\n\n
\u201cAyudar en su propagaci\u00f3n (del Espiritismo) es dar un golpe mortal a la herida del escepticismo que nos invade como una enfermedad contagiosa. \u00a1Honra, pues, a los que emplean en esta obra los bienes con que Dios los ha favorecido en la tierra!\u201d<\/p><\/blockquote>\n
\n\t\t\t
\n\t\t\t <\/div><\/div>\n\t\t